El sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) ha sido clave en el desarrollo económico y social global, mucho más visible durante los últimos años, convertido en un elemento indispensable para el crecimiento de la productividad de las empresas y del mismo producto interior bruto (PIB) de las economías de todo el mundo. En Europa, Estados Unidos o Asia sigue siendo un sector en expansión y con buenas expectativas, tanto a nivel económico como de empleo, a diferencia de otras áreas económicas maduras.
En España, el sector TI es uno de los ámbitos con mayor demanda laboral y ha alcanzado la cifra este mismo junio de 120 mil puestos de trabajo sin cubrir, según un estudio de DigitalES. Además, a nivel nacional ha cerrado 2021 con un crecimiento histórico del 20,7% según el barómetro TIC Monitor elaborado por VASS y el Centro de Predicción Económica CEPREDE. El 81% de las empresas TIC esperan un crecimiento de su facturación en verano superando las expectativas de crecimiento de negocio de la propia Unión Europea según este mismo estudio. Además, este sector ofrece un 72% de contratación indefinida en su oferta de puestos de trabajo y 7 de cada 10 empresas confían en contratar en los próximos meses. El propio BBVA y Apple España, por ejemplo, han anunciado recientemente planes ambiciosos de contratación.
El presente, por tanto, nos transmite resultados alentadores, pero ¿cuáles son las expectativas de futuro? La situación en el principal líder tecnológico de la industria de software, tanto por tamaño, como por su desarrollo tecnológico, ha comenzado este mismo año una etapa de altibajos, incertidumbre y desconfianza sobre la estabilidad del sector. De acuerdo con el Departamento de Comercio de ese país, EE.UU. representa más de un cuarto del mercado mundial de TI. Pero entonces, ¿qué está pasando en los últimos meses con el mercado tecnológico estadounidense?
Durante la pandemia, esta industria vivió un gran auge gracias a empresas como Microsoft, Apple o Amazon que alcanzaron sus máximos históricos en la bolsa. Sin embargo, recientes cambios en el panorama macroeconómico a nivel mundial han aumentado el pesimismo sobre la estabilidad financiera y la situación económica global. En lo que va de año, las 25 grandes tecnológicas estadounidenses, se han dejado en bolsa un 30% de su valor. Estamos viendo además cómo han comenzado los despidos en unos casos, o cómo se han ralentizado las contrataciones previstas en otros, no solo en los gigantes tecnológicos, sino también en las empresas de menor dimensión, indicador inequívoco del reajuste en las previsiones de crecimiento del sector tecnológico americano. De hecho, grandes compañías como MainStreet, Netflix o Twitter han anunciado bajas en sus plantillas y otras empresas han optado por endurecer los procesos de selección poniendo el foco en contratar solo los perfiles imprescindibles. David Sacks, cofundador y socio de Craft Ventures, ha declarado que nos encontramos en “una de las 3 correcciones más importantes de los últimos 20 años, junto con la Gran Recesión de 2008 y la crisis de las puntocom del 2000”.
En Europa, a los problemas con las cadenas de suministros tras la pandemia aún en fase de estabilización, se une el encarecimiento de los suministros energéticos por la guerra de Ucrania, que ha derivado en una inflación galopante y la subida de los tipos de interés, lo que está debilitando y condicionando la supervivencia de nuestras empresas ante un más que probable escenario de recesión.
Pero ¿cómo afectará este impasse al sector tecnológico? Los analistas anticipan un ciclo económico descendente. La ralentización de inversiones de capital riesgo y los ajustes de empleo en el sector del emprendimiento tecnológico así lo parecen indicar. Este es el caso de Klarna, la fintech sueca más valorada que lideraba el ranking europeo de unicornios hasta el mes de julio y que ha sufrido una gran caída de valoración en bolsa y ha anunciado un severo plan de ajuste de personal. Quizás, estemos asistiendo al final de una era de crecimiento sin parangón y de gran liquidez en el mercado o simplemente a una corrección de la valoración de mercado de las empresas o a una política de inversión coyuntural más cautelosa.
Quizás las medidas anticrisis europeas amortigüen este bache y la eurozona resista mejor que nuestros vecinos norteamericanos, pero debemos estar alerta pues ya se sabe que cuando EE.UU. estornuda, Europa se constipa. Pero si hay un sector resiliente y adaptativo como ha quedado demostrado tras la reciente pandemia, éste es el sector TI. Tendremos que estar atentos a la evolución de los acontecimientos sociales, globales y económicos, y confirmar cómo afectan al sector tecnológico europeo, que generalmente lleva cierto retraso con respecto al americano, y por ende al español.