Cuando hablamos de gestión de riesgos nos referimos al conjunto de actividades y tareas que permiten controlar la incertidumbre relativa a una amenaza mediante una secuencia de actividades que incluyen la identificación y evaluación del riesgo, así como, las medidas para su reducción o mitigación. La gestión de riesgos se puede dividir en tres etapas diferenciadas: la identificación, la evaluación y el tratamiento de los riesgos.
Identificar amenazas y riesgos
El riesgo se deriva de la exposición a amenazas, por tanto, desde la perspectiva del ejercicio profesional, es fundamental entender qué es una amenaza y cómo se pueden identificar escenarios de riesgo para el profesional que la ejerce.
Una amenaza es cualquier factor de riesgo derivado de la práctica profesional, de la venta de productos y servicios, contratación de recursos, etcétera, con potencial para provocar un daño o perjuicio al profesional o a su empresa. Desde el momento que un profesional ejerce se expone a que cualquier cliente insatisfecho le demande, con razón o no, por haber cometido un error profesional que le ha causado un daño.
Evaluar los riesgos
Evaluar un riesgo implica considerar todos los posibles escenarios en los cuales el riesgo se haría efectivo. La evaluación de riesgos consiste en valorar el impacto de la exposición a la amenaza, junto a la probabilidad de que esta se materialice. El impacto, por su parte, se determina en base a los posibles daños que se pueden producir si la amenaza se materializa, por ejemplo, un impacto sería despreciable si no tuviera consecuencias sobre el profesional o, por el contrario, un impacto sería significativo si el daño ocasionado fuese crítico. Según la probabilidad y el impacto, asociados a las amenazas, es posible determinar el nivel de riesgo inherente.
En la práctica profesional existen multitud de actividades que desde este punto serían inocuas, sin embargo, basta con que un pequeño conjunto de ellas sean importantes para que el riesgo sea relevante, a pesar de que su probabilidad de suceder sea muy baja, también porque la práctica profesional dura toda la vida activa de la persona, lo cual supone una larga iteración de actividades potencialmente críticas que elevan el riesgo.
Tratar los riesgos
La última fase del proceso de gestión de riesgos es tratar los mismos. El objetivo de tratar los riesgos es disminuir su nivel de exposición con medidas de control que permitan reducir la probabilidad y/o impacto de que estos se materialicen. El riesgo inherente se puede tratar con el objetivo de reducir o mitigar el mismo, en función de la medida que se adopte, hasta situar el riesgo residual en un nivel que se considere razonable.
En nuestro caso, la medida más habitual que solemos adoptar para reducir una parte sustancial de los riesgos, es su transferencia a través de la contratación de pólizas de seguro como el seguro de Responsabilidad Civil Profesional, que a cambio de una prima reducida, cubre los gastos procesales de un posible litigio y, en función de las coberturas contratadas, puede cubrir también los daños patrimoniales causados al demandante, en caso de que finalmente se pruebe nuestro error o negligencia, son los denominados riesgos puros (aquellos que al materializarse generan una pérdida económica).
Responsabilidad
Nadie nos puede obligar a contratar un seguro y muchos de nosotros tendemos a pensar que no realizamos actividades críticas, sin embargo cualquier ingeniero en informática que esté ejerciendo su profesión ha de tener presente que legalmente está obligado a reparar el daño causado a un tercero por error o negligencia profesional.
Por otro lado, la Ley de Sociedades Profesionales obliga a éstas a disponer de un seguro que cubra la responsabilidad en la que puedan incurrir en el ejercicio de la actividad o actividades que constituyen su objeto social. Por lo tanto, podemos delegar atribuciones, funciones y tareas pero si somos el titular de nuestra actividad, no podemos delegar nuestra responsabilidad.
Seguro de Responsabilidad Civil Profesional del Colegio
Si te planteas cubrir tu actividad profesional, la principal ventaja de contratar nuestro seguro es que se trata de una póliza colectiva. Este hecho supone unas mejores condiciones a nivel de precio en función de diferentes opciones de capital, así como la inclusión de garantías y actividad asegurada específicas para nuestro colectivo. Por otra parte, la siniestralidad no es individual, se aplica sobre la colectividad de la póliza, lo que beneficia a todos los partícipes en caso de siniestro.
Si quieres saber más sobre nuestro seguro, puedes revisar los precios y opciones de capital asegurado y resolver tus dudas aquí o solicitar más información sobre la póliza enviándonos un e-mail.
Por último, el convenio que mantenemos con la Mutua de los Ingenieros nos permite facilitar a los colegiados el acceso a la cotización y gestión profesional de otras modalidades de seguro, más específicas, que pueden ser necesarias para transferir los riesgos puros:
- Seguros de Responsabilidad Civil D&O (Administradores/Altos cargos)
- Seguros de Ciberiesgos
- Seguros Personales (Vida, Accidentes, Dependencia, Salud, Baja laboral)
- Seguros Patrimoniales (Multirriesgos profesionales o particulares)
- Seguros de Crédito y Caución